Asia Tailandia

Tailandia día 4: tour en Chiang Rai

en
3 enero, 2018

Empezamos el día temprano. Hemos contratado un tour por los alrededores de Chiang Rai con So Good Travel (puedes contratarlo en su agencia o a través de su email) por 990 THB cada uno y pasan a recogernos entre las 7:30 y las 8:00. Poco después de esta hora pasa a recogernos el guía de la agencia y nos subimos en una furgoneta de «lujo», habilitada para 10 personas, con enchufes, asientos de cuero… Pagamos al guía y nos juntamos con otras 5 personas para hacer este tour.

La primera parada es el Templo Blanco. También conocido como Wat Rong khun, se comenzó a construir por el excéntrico Chalermchai Kositpipat en 1997. Todavía no está terminado, pero ya se puede acceder a su conjunto de edificios y estatuas que representan desde Terminator hasta Predator.

Aunque resulta chocante al principio, su color blanco puro hace que luzca impresionante. La entrada cuesta 50 Thb y recorrerlo lleva más tiempo del que parece ya que en cada rincón te encuentras una nueva sorpresa (las garras de Wolverine, Darth Vader, …)

Una vez finalizada la visita nos subimos en la furgoneta y ponemos rumbo al Templo Azul o Wat Rong Suea, al que tardamos poco en llegar. La entrada al templo ya nos hace presagiar la espectacularidad del lugar, pero al acceder al edificio el porqué de la fama del lugar. El azul índigo que baña la sala, símbolo del Dharma, hace que destaque aun más el gran Buda blanco que preside la estancia. La entrada (aun) es gratuita.

Ponemos rumbo a la Casa Negra. Este conjunto de edificios (unas 40 cabañas), creadas por Thawan Duchanee, recogen una colección de pieles de animales, muebles ornamentados, estatuas y demás objetos que hacen que la visita se vuelva un tanto tétrica. La entrada cuesta 30 THB y, al igual que el Templo Blanco, nos parece un lugar un tanto peculiar.

Desde aquí nos desplazamos a un poblado de mujeres jirafa. Pertenecen a la tribu Padaung y aunque son originarias de Myanmar, los problemas políticos en su país provocaron que parte emigrara a Tailandia. Se organizaron en campos de refugiados, principalmente gestionados por algunas ONG. Se cree que los aros hacían que se viesen como un dragón, o que es un símbolo de belleza, no se sabe a ciencia cierta. También se decía que si se retiraban los aros el cuello de la mujer quebraba, pero esto no es más que un mito. La realidad es que esta tribu vive del dinero que cobran por acceder a los poblados (300 THB) y de pequeños objetos que fabrican. Es muy, muy turístico. Más bien parece una atracción de un parque de atracciones que un poblado real, pero si el dinero va realmente para ellas es una buena inversión visitarlo.

Después del poblado visitamos la plantación de té Choui Fong Tea. En esta plantación puedes ver como recogen la planta hoja a hoja. En el bar nos ofrecen una degustación gratuita de tres tipos de té. No compramos para llevar pero probamos una tarta de té verde que estaba realmente buena. Pero lo que más me gustó de la visita fueron las vistas desde la terraza. En la ladera está la plantación de té, que acaba cuando se junta con el río, y las montañas del fondo hacen que la estampa sea magnífica.

Hacemos una parada rápida en lo que llaman la Monkey Cave, un lugar con templos y monos por doquier. Al entrar te dejan un palo por si tienes que ahuyentar a algún mono, pero ellos pasean tranquilos y acuden si les ofreces algo de comer. Mientras realizábamos la visita un monje se me acercó y aunque pensé que quería que le sacase una foto, lo que realmente quería era sacarse una foto conmigo.

Esperaba la visita con las visitas más espectaculares del día. Existe un punto en el que los ríos Mekong y Ruak confluyen en el que se puede ver los territorios de Tailandia, Laos y Myanmar. Se le conoce como el Triángulo de Oro, y el comercio del opio prosperó en esta zona. De hecho, existe un museo del opio que te explica su proceso de fabricación y su historia en la región. Y aunque es nuestra siguiente parada decidimos no entrar y pasear por la zona (además de tomarnos un coco por 30 THB).

Regresamos a Chiang Rai y pedimos que nos dejen en el centro. Localizamos la estación de buses, que mañana visitaremos para viajar hasta Chiang Mai, y recorremos un par de calles para llegar a uno de los mayores atractivos de la ciudad, el Clock Tower. Este reloj es iluminado, con música de fondo, cada vez que se cumplen las horas, y multitud de curiosos se acercan a contemplar el espectáculo.

Después nos acercamos al Night Bazar, un mercado (aunque sea night a las 11 cierra todo) que cuenta con dos plazas. En la primera que encontramos hay un comedor cubierto de un restaurante con cartas en las mesas. Hemos escuchado que hay otro más «auténtico», y salimos en su busca. Poco después lo encontramos. Una plaza central llena de mesas y sillas de plástico que se encuentra rodeada de pequeños puestos de comida. Elegimos un Hot Pot, que es una especie de caldero con brasas debajo que te dejan en un temas para que vayas incorporando los ingredientes y se vayan cocinando. Elegimos uno que trae tanto marisco como carne, verduras y noodles. Vamos incorporando los ingredientes según el tiempo que tarden en cocerse y en pocos minutos tenemos preparada una rica cena (y por solo 200 THB). Compramos algo de piña (que rica está la piña en Tailandia) y nos vamos para nuestro alojamiento porque mañana, para variar, toca madrugar.

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