Museo de Orsay en diez cuadros
Sobran los motivos para visitar cualquier museo de París, pero si solo tenéis tiempo para visitar uno, nuestra recomendación es el museo de Orsay. ¿La razón? Que, a diferencia del Louvre o del Pompidou, las obras que guarda esta pinacoteca son mayoritariamente parisinas, de artistas que vivieron o las pintaron en París.
Para conocer un poco el lugar, os hacemos un recorrido al museo de Orsay en diez cuadros y sus diez creadores.
El Museo de Orsay
Si visitamos el Museo de Orsay pronto nos daremos cuenta que se está reciclando un edificio antiguo. Y es que el museo ocupa la que fue la estación de trenes de la Compañía de Orleáns, y se inauguró justo antes de la Exposición Universal de 1900. Con el tiempo cayó en desuso, y el gobierno francés decidió transformar el edificio en un museo. Su importancia se podría resumir en que acoge la mayor colección de arte impresionista y posimpresionista del mundo, además de una buena muestra de estilo realista. Ya solo visitar el edificio merece la pena, pero si encima tiene obras tan trascendentes como alguna de las que os vamos a comentar, la visita se torna en imprescindible.
Para hacernos una idea de lo que nos encontraremos, vamos a mencionar 10 obras de 10 artistas que consideramos de las más representativas del museo. Seguro que conseguimos que marquéis el museo como uno de los puntos a visitar en vuestra próxima vez en París.
Cómo llegar
El museo se encuentra en la orilla sur del Sena, justo en frente del Jardín de las Tullerías. La línea C de RER tiene parada en la estación Musée d’Orsay, y la línea de metro 12 en la estación Solférino. También hay numerosas líneas de bus (63, 68, 69, 73, 83, 84, 87, 94) que tienen parada en las inmediaciones del museo. La entrada cuesta 14€ (16€ si se reserva online), pero recomendamos consultarlo en la web oficial por si cambian la tarifa.
Baile en el Moulin de la Galette, Renoir
Empezamos nuestro recorrido por el Museo de Orsay en 10 cuadros con Renoir, el impresionista de la figura humana (los impresionistas suelen priorizar el paisaje). Como en alguna otra obra que analizaremos, el cuadro parece una foto del parque (con personajes cortados), pero es fruto de un importante trabajo de planificación. Presenta dos centros de atención: la mesa del primer plano y la pareja que está bailando. Además, cabe señalar que muchas de las personas que aparecen en el cuadro son artistas y personajes del París bohemio de la época. También queremos destacar el juego de luces del cuadro, con la luz colándose a través de las hojas de los árboles y se refleja en forma de manchas en los personajes.
Almuerzo en la hierba, Manet
Esta obra fue un gran escándalo en su momento. Tanto que se convirtió en transcendente para la evolución de la historia del arte. Pero primero hablemos de por qué causó tanta controversia.
El primer motivo es evidente: Manet pinta una mujer desnuda en medio de dos hombres vestidos. Para más inri, con las piernas cruzadas y mirando directamente al espectador, claras referencias eróticas. Y todo ello pintado en un lienzo enorme, lo que estaba reservado para grandes temáticas y no para… ¡esto! Pero sigamos. La mujer del fondo no está a la escala que le corresponde, el fondo carece de profundidad, mezcla géneros al incorporar al cuadro un bodegón (que son obras de estudio y considerado arte menor). E incorpora dos animales: un pájaro (que solía utilizarse en temática religiosa), y una rana, símbolo de lujuria femenina.
Todo ello provocó que el cuadro fuese rechazado en el Salón de París, y se crease el Salón de los Rechazados, donde expondrían los grandes impresionistas (Renoir, Monet, Degas y Manet). De hecho, este cuadro está considerado como preimpresionista y, por ende, un vértice entre estilos.
Los bebedores de absenta, Degas
La absenta, el ajenjo o el hada verde, es una bebida de muy alta graduación alcohólica (50-75º) que se hizo muy popular entre los círculos artísticos del siglo XIX. De ella decía Oscar Wilde…
Después del primer vaso,
uno ve las cosas como le gustaría que fuesen.
Después del segundo, uno ve las cosas que no existen.
Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son,
y eso es lo más horrible que puede ocurrir.
Esta bebida es la que da nombre al cuadro. La pareja se encuentra tomando el famoso líquido verde y un café, pero aunque están sentados juntos no se hacen compañía. Su reflejo en el espejo, oscuro y desdibujado, los representa a ellos mismos, seres apagados que pasan desapercibidos en los cafés de París. Esta temática oscura, de marginación y aislamiento, rompe con las propias del impresionismo, como son la alegría y el bienestar. Quizá por eso el cuadro fue denostado en su momento, tildándolo de degenerado y grosero, lo que provocó que fuese vilipendiado en las dos primeras exposiciones en las que participó.
No queremos pasar al siguiente cuadro sin destacar la composición. Degas, con un encuadre más propio de la fotografía, presenta a los personajes descentrados (incluso cercenados), y coloca al espectador en una mesa del café. Así consigue que tengamos que recorrer todo el interior del local hasta llegar a ver, secuenciadas, a los protagonistas del cuadro. Primero ella, luego él.
Dormitorio en Arlés, Van Gogh
Uno de los cuadros más emblemáticos de Van Gogh. Sin embargo, tiene truco. En realidad hay tres versiones del mismo cuadro. La primera resultó dañada por una inundación y hoy se puede ver en el Museo Van Gogh de Ámsterdam. La segunda se conserva en el Instituto de Arte de Chicago. Y la tercera es la que podemos ver en el Museo de Orsay. Van Gogh pretende expresar la tranquilidad y la sencillez de su dormitorio a través del simbolismo de los colores. Mediante estos tonos (el lila de las paredes, el suelo rojo gastado, la cama amarilla, almohadas y sábana verde limón pálido…) hace referencia a su amado Japón, del que decía:
Los japoneses han vivido en interiores muy sencillos y qué grandes artistas han vivido en este país.
Queremos destacar la perspectiva, que junto a las líneas rectas que componen toda la pintura, crea la impresión de que estamos entrando en el cuadro.
Las espigadoras, Millet
Millet nació en una familia humilde de campesinos, por eso conoce perfectamente lo que representa en este cuadro, una clara denuncia de las diferencias de clases. El espigueo era el derecho otorgado a mujeres y niños para recoger las espigas de trigo que quedaban tras la cosecha. Por eso vemos en primer plano a tres mujeres con ropajes humildes, manos curtidas y envueltas en un ambiente oscuro, luchar por recoger las pocas espigas sobrantes antes de que se ponga el sol. La perspectiva nos transporta a un fondo luminoso, donde vemos al capataz montado a caballo, la gran granja y las montañas de trigo de la gigantesca cosecha .
Sorprendentemente, el cuadro no gustó a los burgueses de París, que incluso llegaron a acusar a Millet de socialista.
Amapolas, Monet
Uno de los cambios que trajo el impresionismo fue la idea de que el pintor debía salir del taller, surgiendo así la pintura plain air. Un claro ejemplo es Monet, que hasta se estableció en una casa en Giverny y también en Argenteuil, donde se pintó este cuadro.
Las dos parejas (su mujer e hijo son los del primer término) son un simple pretexto para definir la composición del cuadro, con dos partes cromáticas bien diferenciadas, el rojo de las amapolas por un lado y el verde azulado del resto de la pradera por otro. Además, el lienzo está basado en líneas curvas (la línea del horizonte, las copas de los árboles…) que otorgan gran fluidez al cuadro.
Los cepilladores de parquet, Caillebotte
Casi resulta irónico que Caillebotte, perteneciente a la burguesía que destacó como gran mecenas, mostrase por primera vez en un cuadro al proletariado urbano. Eso sí, el cuadro está carente de crítica social. Lo que utiliza es a los obreros que cambian el parqué de su casa para jugar con la perspectiva, la luz y el encuadre (otro cuadro muy fotográfico). El lienzo fue rechazado por el Salón de 1875 por vulgar, por lo que se une a los impresionistas y lo presenta en el Salón Alternativo. Como detalle de la diferencia de clases, podemos comparar el lujo de la habitación (como en las múltiples molduras que lo decoran) con el pequeño bodegón de la esquina, donde se intuye que la botella sin etiqueta (vino barato) se sirve en un único vaso, que comparte la cuadrilla.
Los jugadores de cartas, Cézanne
Cezanne elige como elemento central en este cuadro la botella, que refleja la luz y divide la composición en dos partes simétricas. El fondo aparece en penumbra centrando, más si cabe, la atención en los dos jugadores de naipes. La forma de los jugadores y otros de los elementos del cuadro se consigue a través de formas geométricas (los jugadores y la botella formas cilíndricas, la mesa un cubo…). Como el mismo autor contó, todo en la naturaleza se modela según la esfera, el cono y el cilindro. Esta geometrización de sus pinturas fue lo que lo convirtió en el principal precursor del cubismo. Como Picasso dijo una vez, Cezanne es el padre de todos nosotros. Como curiosidad, el cuadro fue el más caro del mundo (250 millones de dólares) desde 2012 hasta 2015, cuando lo superó un lienzo de Gauguin.
El origen del mundo, Courbet
Solo con decir que es uno de los cuadros más polémicos de la historia, las expectativas ya están por las nubes. Courbet puso en guardia a los censores de su época y de la actual (varias redes sociales censuran el cuadro). El cuerpo desnudo de la mujer se había interpretado numerosas veces, pero nunca de manera tan franca y honesta como la que hace el padre del realismo. El cuadro se enfoca en el sexo de la chica, cubriendo su cara con un claro objetivo: representar la sensualidad femenina sin identificarla con ninguna mujer en concreto.
La puerta del infierno, Rodin
Y acabamos nuestra selección del Orsay en 10 cuadros… con una escultura. Donde hoy se encuentra el Museo de Orsay, en el siglo XIX se erigía el Tribunal de Cuentas. Durante la Comuna de París fue quemado, y en su lugar se proyectó el Museo de Artes Decorativas. Para la entrada encargaron a Rodin una puerta monumental, que debía representar la Divina Comedia en once bajorrelieves. Tres años más tarde el proyecto del museo fue abandonado y la puerta, incompleta, solo se exhibió en la Exposición Universal de 1900. Varias de las figuras más famosas de las puertas, como El Pensador, El Beso o La Eterna Primavera, acabaron convirtiéndose en esculturas independientes.
Y hasta aquí nuestra visita al Museo de Orsay en 10 cuadros. No están todos los que son, pero son todos los que están. ¡Hasta el próximo destino!
Viajando A Mi Manera
La verdad es que este museo es una de mis asignaturas pendientes… de las dos veces que he estado en París, he tenido que dejar la visita por falta de tiempo pese a ser una gran fan de la pintura y especialmente del impresionismo. Conozco la mayoría de los cuadros de la selección, pero me ha llamado la atención el de Los cepilladores de parquet y voy a investigar más acerca del autor.
Muy buena selección que tendré en cuenta para el próximo viaje a la ciudad, que será dentro de poco y esta vez reservaré tiempo para el arte. Saludos
Alvientooo
Qué maravilla de museo y que bien lo has contado. En mi oficina anterior había una copia de Los jugadores de cartas de Cézanne. Cierto es que mi jefe lo había puesto en un lugar medio escondido y con copa luz. Me ha encantado conocer un poco más de esta obra de arte
Jordi
Nosotros hemos hecho un artículo similar en la verdad es que coincidimos en la mayoría de lienzos.
El que no has incluido es un cuadro de Renoir que nos tiene el corazón robado por su delicadeza: MUCHACHAS TOCANDO EL PIANO.
Como curiosidad decir que nosotros también incluimos El origen del mundo y Google nos tiene vetada esta página en concreto porque lo considera material obsceno… De hecho me envía un mail cada mes recordándomelo…