A flor de piel
Algunos viajes son para disfrutar de unas vacaciones, por trabajo, para conocer nuevos lugares… pero también los hay que sirven para salvar vidas, millones de vidas. Como ejemplo, el que realizaron 22 niños y 15 adultos para llevar la vacuna de la viruela desde A Coruña hasta América.
La viruela fue una enfermedad que diezmó la población mundial. Se calcula que una quinta parte de la población de la época murió o quedó desfigurada a causa del Variola virus. En 1798 un médico rural inglés, Edwar Jenner, desarrolló la vacuna contra la viruela. Jenner se encontraba un día atendiendo a un granjera por unos granos. La chica le dijo que estaba segura que no era viruela porque ya había pasado la viruela bovina. El doctor recordó así que en esa región se decía que quien contraía la viruela bovina ordeñando vacas quedaban inmunes a la viruela. Y la viruela bovina no era mucho menos agresiva, nadie se moría. Jenner comenzó a experimentar y descubrió que si se tomaba una muestra de una llaga de viruela bovina y se inyectaba en un humano, la persona quedaba protegida contra la viruela. Creó así la primera vacuna, y de ahí el nombre: vacuna deriva del latín vacca, vaca.
La primera vacuna de la historia fue un logro que pronto se expandió por Europa, inmunizando a la población contra la terrible enfermedad. Pero España aún tenía un grave problema: necesitaba llevar la vacuna a América.
En esa época España todavía era el gran imperio donde nunca se ponía el sol (aunque faltasen pocos años para la caída del imperio). Con la conquista de América los españoles también habían llevado sus enfermedades, y una de ellas fue la viruela. Se cree que fue el esclavo Francisco de Eguía quien, en una expedición comandada por Pánfilo Narváez en 1520, llevó el virus a América. Ante una población sin defensas contra el virus este actuó con más virulencia: en torno al 1800 se calculaba que el 90% de la población autóctona de América se había extinguido desde la llegada del virus (tan interesante como cruel y vergonzoso fue el caso del comandante inglés Jeffrey Amhorst que regaló mantas infectadas con viruela a los indios de Ottawa). Fue el doctor Requena el primero en hablar de la necesidad de mandar una expedición a América con la vacuna, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.
A flor de piel
Y es aquí donde aparece Javier Moro y su obra A flor de piel. El autor novela la expedición en su camino a América. Esta fue dirigida por un hombre con una ambición casi sin límites, el doctor Francisco Javier Balmís. Hay una frase en el libro que nos permite hacernos una idea del director de la expedición:
Al doctor Balmís le gusta más la humanidad que los seres humanos.
El subdirector de la expedición fue José Salvany y Lleopart, un doctor mucho más humano que Balmís pero aquejado de graves problemas de salud.
La tercera protagonista de la novela y de la expedición es Isabel Zendal Gómez. Isabel tuvo un origen muy humilde, como casi todo el rural gallego (cuando un niño nacía se decía que no era una boca más a comer, sino dos brazos más a trabajar). Zendal fue ascendiendo en la vida (en parte gracias a la mínima alfabetización que para ella consiguió su madre, en parte por su compromiso, implicación y buen hacer), hasta llegar a rectora de la Casa de Expósitos del Hospital de la Caridad de A Coruña.
La expedición que diseñó Balmís para llevar el virus bovino vivo se basaba en inocularlo en dos niños sanos. Cuando estos presentasen pústulas propias de la enfermedad, el doctor contaminaría a otros dos niños usando el pus de los primeros, y así sucesivamente hasta llegar a América, donde utilizaría a la población local. Calculó que necesitaría 22 niños para iniciar el viaje. De ellos 6 los llevó de una inclusa de Madrid, pero el resto debía conseguirlos en Galicia. Visitando la Casa de Expósitos de A Coruña, Balmís conoció a Zendal y se dio cuenta de que la necesitaba para el cuidado de los niños hasta América. La expedición partió en la corbeta María Pita desde A Coruña, el 30 de noviembre de 1803.
Después de parar en Canarias, llegaron a América y comenzaron a inocular la vacuna por el continente, pero debido a algunas complicaciones la expedición se divide, comandada una por Balmís y otra por Salvany.
Hubo poblaciones que los recibieron como los auténticos héroes que eran, pero también hubo quien vio en ellos una amenaza y entorpecieron, en la medida de lo posible, su misión.
Una vez que gran parte de América estaba vacunada y habían establecido juntas de vacunación, la expedición continuó hasta Filipinas, y de allí continuaron por Macao, Cantón y la Isla de Santa Elena hasta que regresa a la Península el 14 de Agosto 1806. Casi tres años en un viaje filantrópico que llevó a Balmís a dar la vuelta al mundo. Hoy la viruela se considera extinta desde 1980.
La novela engancha desde el primer momento, gracias a unos grandes personajes y una historia real muy potente. Recomendamos mucho esta novela, tanto por conocer una gran aventura de la que enorgullecerse como español (una enfermera gallega, un médico valenciano, otro catalán, un capitán vasco… ), como por aprender cómo se crearon las vacunas y cómo funciona el sistema de vacunación. Una novela imprescindible, sobre todo en esta época que nos tocó vivir.
El autor
Javier Rafael Moro Lapierre es un escritor, guionista y productor español. Ha escrito numerosas novelas de éxito, que se iniciaron con Senderos de Libertad, su primera novela. También tuvieron muy buena acogida El sari rojo o la reseñada A flor de piel. Su máximo reconocimiento llegó con el Premio Planeta de 2011 por El imperio eres tú.
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