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Senderismo

Ruta por las Médulas

en
22 abril, 2022

Hoy nos vamos hasta el Bierzo para realizar la actividad más conocida de la región (además de la visita al Castillo Templario de Ponferrada): una ruta por las Médulas. Se trata de una antigua mina de oro a cielo abierto que los romanos utilizaron durante más de dos siglos. Desde sus varios miradores obtenemos una vista maravillosa que seguro ya tenéis en vuestra cabeza, pero que hoy vamos a conocer más de cerca. ¿Empezamos?

Cómo llegar

Tanto si venimos de León como de Ponferrada, las ciudades más cercanas, debemos llegar al pueblo de Carucedo y después seguir la carretera que lleva hasta las Médulas. Llegaremos hasta una zona de aparcamiento gratuito (también hay una zona de pago, pues los findes y en verano hay mucha afluencia de gente).

Ruta por las Médulas

En las Médulas hay hasta 5 rutas señalizadas. La más corta, conocida como la Senda de las Valiñas o Senda Corta, consta de 4 km, pero se le puede añadir el Mirador de Orellán y nos queda en poco más de 5 kilómetros y medio. Es la senda más transitada, ya que resulta muy asequible y permite ver alguno de los mayores tesoros de las Médulas. Todo esto hace que sea la ruta que elegimos, así que vamos a contaros nuestra experiencia. 

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Mapa con las distintas rutas de las Médulas

Senda de las Valiñas

Empezamos visitando el centro de visitantes, que es donde nos dan información de la ruta por las Médulas. También organizan visitas guiadas que podéis consultar en su web. Una vez que tenemos la información, comenzamos a andar.

La manera en la que los romanos conseguían el oro nos pareció muy curiosa. Construían galerías desde la parte alta de las colinas (se estima que se construyeron más de 300 km de galerías), y luego las inundaban canalizando el agua que llegaba desde lo alto de las montañas. La fuerza del agua hacía que las colinas reventasen y que la tierra fuese arrastrada hacia unos depósitos donde, utilizando ramas de brezo, filtraban el agua para obtener las pepitas de oro. Este sistema era conocido como Ruina Montium.

Al poco de comenzar a caminar debemos tomar por el camino de la izquierda en la primera intersección que nos encontramos (el camino de la derecha será por donde volvamos). Un poco más adelante nos encontramos con una de las estampas típicas de las Médulas: un castaño centenario y el tono rojizo una de las colinas.

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Continuamos el camino y, sobre el kilómetro 1,2, llegamos al desvío para ver La Cuevona y La Encantada. Estas son dos cuevas que nos permitían adentrarnos en el interior de las Médulas. Lo malo es que ahora se encuentran cerradas por riesgo de desprendimiento, por lo que solo las podemos ver desde la distancia.

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La Cuevona

Seguimos el paseo por este maravilloso entorno durante un kilómetro más hasta que llegamos al desvío del Mirador de Orellán. Ahora ya depende de nosotros si acceder a él o no, sabiendo que tenemos una subida de 900 metros a un desnivel medio del 20%. Nosotros no quisimos perdernos la vista más famosa de las Médulas (vimos gente que subía con carrito, lo que ya nos parece demasiado), y después del sufrido ascenso, conseguimos el preciado tesoro de una panorámica inigualable.

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Ahora tenemos la opción de completar nuestra ruta por las Médulas. Desde cerca del mirador sale el camino que lleva hasta la Galería de Orellán. Se trata de un antiguo conducto que transportaba el agua hasta el interior de la montaña para reventarla (el Ruina Montium que explicamos antes). En la visita se recorren 100 metros de canal hasta que se llega a un balcón sobre la montaña. Es recomendable reservar la entrada para esta visita, pues hay un número máximo de entradas que se agota muy rápido.

Volvemos sobre nuestros pasos y bajamos la temida cuesta (cuesta abajo todos los santos ayudan). Ya en el camino principal, nos encontramos con la Fuente de la Tía Viviana, un área de descanso con la citada fuente (eso sí, sin garantías sanitarias, por lo que preferimos no beber de ella aunque vimos que mucha gente lo hacía).

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Ahora solo nos queda afrontar el último kilómetro para regresar al pueblo. En él hay numerosos restaurantes donde comer a la carta, de menú del día o de bocadillo. Nosotros tomamos unos bocatas en La Terreta, a mano derecha casi al final del pueblo. Bocadillos grandes, sabrosos y a buen precio.

Y hasta aquí nuestra ruta por las Médulas. ¡Nos vemos en el camino!

 

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