Los blancos estáis locos
Los blancos estáis locos son las vivencias de tres años en Guinea Ecuatorial del diplomático español Luis Melgar. Acompañado de Pablo, su pareja, y de su mascota Churchill, su periplo en la antigua colonia española va de sorpresa en sorpresa, pareciéndose más a una cinta de José Luis Cuerda que a un trabajo monótono en una embajada.
El libro se estructura en 53 capítulos, que son 53 anécdotas rocambolescas de lo distinta que es la vida en África. Como se dice al principio del libro: en Guinea lo fácil es difícil, lo difícil es muy sencillo y lo imposible se consigue sin pestañear. Al principio nos parece todo muy disparatado, pero según avanzan las páginas, vamos comprendiendo mejor la idiosincrasia del país y vamos metiéndonos más en la historia.
El libro nos parece una historia de personas: de las visitas de amigos y familiares, de los compañeros de profesión que se acaban convirtiendo en amigos, de los autóctonos y residentes que acompañan al protagonista durante toda la narración… Pero la protagonista, por derecho propio es Yolanda. Yolanda es la asistenta de la casa, una bubi (etnia ecuatoguineana) que actúa como contrapunto a nuestra visión occidental. Las historias de su vida transcurren en paralelo a las de Luis y Pablo, y le pone el punto cómico al libro. Así nos damos cuenta de que lo que a veces consideramos problemas en occidente, en Guinea no pasaría de una simple anécdota. Y es que, como dice Yolanda: los blancos estáis locos.
El libro, al estar estructurado en pequeños capítulos, se devora rápido. Como crítica constructiva, para la siguiente edición, estaría bien que explicasen los distintos puestos de una embajada (porque al nombrarlos a lo largo del libro uno no se hace un mapa visual de la jerarquía profesional) y que pusiesen un mapa del país, sobre todo de la isla de Bioko.