Ruta por la Fervenza do Pozo Negro
Hoy nos desplazamos hasta Brión para una nueva jornada de senderismo. En esta ocasión seguiremos la Ruta por la Fervenza do Pozo Negro, un trayecto circular de unos 24 kilómetros que se encuentra señalizado como la ruta 5 o ruta naranja, y en el que podremos ver muchos de los atractivos de este ayuntamiento coruñés.
Cómo llegar
Llegar hasta Pedrouzos, donde se encuentra el inicio de la ruta, es muy fácil. Solo hay que tomar la AG-56 desde Santiago de Compostela en dirección Noia unos 13 km. Después debemos tomar la salida 10 y seguir 1 km hasta llegar al Santuario de Santa Minia.
La ruta
Una vez que nos encontramos en Pedrouzos ya podemos comenzar la caminata. El panel informativo que da comienzo a la ruta se encuentra en la Carballeira de Santa Minia.
Este robledal acoge el Santuario de Santa Minia. El templo se construyó para acoger las reliquias de la Santa que se encuentran en un cuerpo de cera. Este se puede ver en una de las capillas dentro de una urna de cristal que se construyó ex profeso.
Minia era una adolescente romana que fue asesinada por sus creencias religiosas. Se cree que esto pasó en el año 362, la época del emperador Juliano II, conocido por los cristianos como Juliano El Apóstata.
Cada 26 y 27 de septiembre se celebra la Romería de Santa Minia, donde los devotos piden la intercesión de la santa ante un mal físico y le ofrecen una vela con la forma de la parte del cuerpo enferma.
Continuamos por caminos secundarios hasta que llegamos a las Torre de Altamira. Aquí, sobre una acrópolis castreña, se construyó la que fue una de las fortalezas más importantes del medievo gallego. El castillo se construyó en el siglo IX y fue destruido 2 veces (y posteriormente reconstruido): en 1073 por Gonzalo de Moscoso y en las Revoltas Irmandiñas (1431-1469). La fortaleza fue un fiel reflejo de la lucha entre la nobleza y la iglesia. Como ejemplo de esta lucha tenemos la Batalla de Altamira, cuando los Condes querían reconstruir la fortaleza frente a la oposición del Arzobispo de Santiago, quien veía un riesgo tener una Castillo tan cerca de sus dominios. La unión de varios de los nobles más importantes de Galicia (Sotomayor, Andrade, Mariñas y Ulloa) decantó la batalla y provocó la huida de las tropas del arzobispo.
El edificio llegó a contar con 6 torres y una capilla dedicada a los reyes magos, pero cuando los Condes cambiaron de residencia comenzó su decadencia, que aceleró un incendio en el siglo XVIII. Sus restos se reutilizaron en viviendas particulares y en el ya comentado Santuario de Santa Minia. Desde 1994 es un Bien de Interés Cultural (BIC).
El siguiente punto de interés es la Pesqueira do Pozo Cardo. Las pesqueiras eran trampas que se colocaban en los ríos para llevar a los peces (truchas, salmones y lampreas mayormente). Para ello se colocaban muros de piedras a modo de presa, y en los huecos por los que corría el agua se colocaban las pesqueiras.
En la zona hay documentadas 10 pesqueiras, alguna de las cuales veremos después. Muy cerca de la pesqueira se encuentra la Fervenza do Pozo Negro. Se trata de una pequeña cascada de unos 6 metros que forma el regato de Chavielos cuando se une al río Tambre. Lo de pozo viene por la profundidad de la pequeña poza que forma la cascada, y negro por el tono sombrío que provoca la densa vegetación de la zona.
Poco antes de llegar al kilómetro 13 nos encontramos con el Pabellón de Piragüismo. Hay prado con sombra y un par de bancos de piedra, por lo que lo elegimos como lugar para comer, ya que ya hemos pasado el ecuador de la etapa.
Continuamos la ruta acercándonos a otras pesqueiras. El río va bastante bajo y nos permite acercarnos bastante a las rocas de la construcción, e incluso vemos alguna trucha.
Seguimos nuestro camino bordeando el río Tambre. No llegaremos a verlo, pero si continuásemos remontando el río llegaríamos al embalse Barrié de La Maza, el primer gran embalse que se construyó en Galicia para la producción de energía hidroeléctrica.
Ya solo nos queda regresar a Brión pasando por bosques de especies autóctonas y de eucaliptos (Eucalyptus), una auténtica lacra para los montes gallegos. Por el camino también nos encontramos con algún que otro cruceiro, construcciones tradicionales gallegas que se colocaban en los cruces de caminos para guiar y proteger a los caminantes.
Esta última parte del camino se hace bastante monótona, ya que los atractivos de la ruta se encuentra en la primera parte de la misma.
Finalmente llegamos de nuevo al Santuario después de casi 25 kilómetros. Esperamos que os haya gustado. Nos vemos en la próxima ruta.