Las clases altas, cansadas de las condiciones insalubres y la superpoblación de la ciudad vieja, impulsaron la construcción de una ciudad nueva. Fue el arquitecto James Craig quien ganó el concurso planteado en 1766 para la construcción de esta nueva ciudad. El diseño ganador distribuía la ciudad en una planta ortogonal basada en la Union Flag, la bandera del Reino Unido. Los nombres de las calles principales hacen referencia a la monarquía: Princes Street es la calle de los príncipes, George Street lleva el nombre del monarca que reinaba en aquel momento, y Queen Street, en honor a la mujer de George III. Las plazas que encontramos a los extremos de George Street se llaman St George´s Square y Charlotte Square, nombres del rey y la reina.
Otras dos calles llevan el nombre de los emblemas de Escocia e Inglaterra, Thistle Street, calle del cardo, y Rose Street, calle de la rosa. Por último hay un par de calles, perpendiculares a todas las anteriores, que vuelven a hacer referencia a la monarquía: Frederick Street, en honor al padre del rey George, y Hanover Street, la casa dinástica reinante en aquel momento.
Al igual que la Ciudad Vieja, la Unesco declaró la Ciudad Nueva Patrimonio de la Humanidad en 1995.
Antes de comenzar la visita nos dirigimos hasta Urban Angel, un local muy cuco donde tomar unos de los mejores huevos benedictinos de la ciudad.
Después de desayunar empezamos el recorrido por la Ciudad Nueva en Princes Street Gardens, el principal parque de la ciudad, y que separa la Ciudad Nueva de la Ciudad Vieja. En 1820, tras drenar el North Loch, se inauguraron los jardines. Destaca la fuente Ross, instalada en 1872 después de haberse expuesto en la Exposición Universal de Londres de 1862. En los jardines, concretamente en la colina The Mound, también se encuentra la Scottish National Gallery, uno de los principales museos del país. La entrada es gratuita (se aceptan donaciones).
Continuamos paseando por los jardines hasta llegar al Scott Monument, una torre gótica de 61 metros que alberga en su base una estatua, en mármol blanco, de Sir Walter Scott. Este señor fue uno de los novelistas más importantes del siglo XIX, con obras como Ivanhoe, Waverly o Rob Roy.
Seguimos hasta el Balmoral, un hotel 5 estrellas junto a la estación de tren. Fue inaugurado en 1902 por la compañía de tranvías North British Railways. Su estilo victoriano, en sintonía con el resto de la Ciudad Nueva, su dimensión y su torre del reloj hacen que su fachada destaque al final de los jardines. Lo curioso es que el reloj siempre marca dos minutos más que la hora real para ayudar a los viajeros a que no pierdan su tren.
Siguiendo por Princes Street llegamos hasta el restaurante Howies, donde por 11£ tenemos un muy buen menú del día con comida escocesa. Nosotros hacemos aquí nuestra parada para el almuerzo.
Continuamos ahora hasta la Calton Hill, una colina que alberga varios monumentos de estilo neoclásico. Empezamos por The National Monument of Scotland, una imitación del Partenón ateniense para homenajear a los caídos en las Guerras Napoleónicas. Por falta de presupuesto se quedó en 12 columnas, y aunque los habitantes de la ciudad la bautizaron como “la desgracia de Edimburgo”, hoy es el principal reclamos de la colina.
El Dugald Stewart Monument es una construcción en forma de linterna para homenajear al citado filósofo y profesor escocés. También está inspirado en un monumento ateniense, la Linterna de Lisícrates. The Nelson Monument es una torre de 32 metros erigida para conmemorar la victoria y muerte del almirante Nelson en Trafalgar. Por último destacamos el City Observatory, que debajo de su gran cúpula contiene un telescopio.
Al bajar de la colina paramos en Old Calton Cemetery, un antiguo cementerio donde reposan los restos del filósofo David Hume.
Si nos internamos en el centro de la New Town podemos encontrar muchas sorpresas. Una de ellas es la estatua de Sherlock Holmes para homenajear a su autor, el edimburgués Arthur Conan Doyle.
También podemos encontrar la estuatua del científico James Clerk Maxwell, con una placa con sus famosas ecuaciones que describen los fenómenos electromagnéticos.
En St Andrew Square encontramos el Dundas House, un palacete del siglo XVIII, propiedad del Royal Bank of Scotland, en el que destaca su magnífica cúpula decorada con pan de oro.
La New Town tiene mucho más: increíbles cafeterías, innumerables tiendas,… así que dedicamos lo que nos queda de tarde a recorrer sus calles sin buscar nada en particular. Para volver a nuestro hostel debemos cruzar el North Bridge, y para llegar a él tomamos Rose St, una preciosa calle peatonal llena de locales donde picar algo o tomar una pinta. Despedimos así el día y nuestra estancia en Edimburgo. Da comienzo nuestro road trip por Escocia.
Maruxaina Bóveda
Pero qué bonita es la ciudad…Nosotros también visitamos el cementerio y la colina, donde además había un espectáculo de luces que iluminaba el faro con fragmentos de textos escoceses.
Para mí es ya mi favorita de Europa, llena de historias y leyendas de lo más interesantes .
Anotada quedan tus recomendaciones para probar esos huevos 😉
Un abrazo.